miércoles, 15 de enero de 2014

GÜTERMANNIA, Una curiosa enfermedad... de Pescadores


GÜTERMANNIA
UNA CURIOSA ENFERMEDAD……..
......DE PESCADORES



Esta, entre comillas enfermedad, afecta principalmente a los pescadores con interés en el montaje de mosca y principalmente de moscas ahogadas.
Pero ¿Cuáles son sus síntomas?
El primero y común en todos los enfermos sin excepción es la afición a la pesca.
El segundo es entender la pesca como un desafío más allá de la pura pesca extractiva.
El tercero es no conformarse con comprar ya hechos los aparejos y buscar la doble satisfacción de engañar al pez y que se produzca con un engaño fabricado por uno mismo.
El cuarto es el reto del coleccionista, cuanto más difícil es de encontrar un producto más refuerza el tesón de búsqueda propio de los coleccionistas.
Se puede definir con el término Gütermannia al coleccionista de sedas Gütermann, aunque ineludiblemente la enfermedad si no se cura a tiempo o se hace
propósito de enmienda, deriva en el progresivo coleccionismo de todo tipo de sedas y rayones de las marca comercializadas en el mercado actual, así como fundamentalmente de las ya desaparecidas, ese es el comienzo.
¿Cómo se empieza? Lo normal es empezar a montar mosca para el propio autoconsumo y como desafío al reto de ser capaz de meter unos cuantos materiales en un pequeño anzuelo. Lo más habitual es comprar algunos hilos en una tienda de pesca, pero una vez introducidos en el mundo del montaje de moscas ahogadas de repente llega a nuestros oídos una relación de mosca clásicas que se utilizan desde hace decenios de años, Manteca, Sangre de toro, Falangista, Pardón, Paja vieja, Gris plomo, Tostado canela, Morado cardenal………y así un largo etcétera, que sigue siendo la base principal de lo que en toda España se llama pesca con buldó y que en Asturias suele llamarse pescar a pluma. Junto con esas moscas uno se entera que se montaban con algunas sedas o rayones concretos, Gütermann, La Paleta, El Molino……, pero también llega a nuestros oídos que cada seda tenía su propia numeración y que para cada tipo de mosca se montaba con un número concreto.
Comenzamos a escuchar o a leer como si de una letanía se tratase una repetición de números enumerados de carretilla 5, 46, 156, 139, 977, 89, 7, 865………, estos números correspondían en el caso de Gütermann a una escasa cincuentena de una extensísima carta de colores con más de 1.100 referencias o tonalidades que la marca comercializaba.
En el caso de la Paleta su carta de colores quedaba reducida a 103 colores y en el caso de El Molino era de 58. Ambas tenían unos cuantos colores similares a los que de Gütermann se utilizaban para montar las moscas tradicionales. Había una salvedad y es que en el caso de El Molino el material no era seda sino Rayón. Dicho esto y por su extensa gama de colores es lógico que la seda de referencia fuese la Gütermann.



Quiero hacer un breve paréntesis para concienciar sobre algunas circunstancias. Quien hoy es joven, en edad, es posible que vea las cosas desde el
prisma de sus conocimientos actuales, si así lo ve ineludiblemente caerá en un error sustancial.
Cuando se habla de cosas del pasado, como es el caso del tema que nos ocupa de hace 50 o más años, debe de situarse en esa época, no era la de opulencia que hay en la actualidad. El corcho de una botella tenía valor, servía para cerrar un envase que no fuese la botella de vino, esta se devolvía con el corcho puesto, con unos corchos un niño hacia un tren, las chapas de los refrescos eran cotizadas, los niños las buscábamos para jugar a las chapas, le poníamos dentro una imagen, si se podía se cubría con un cristal que redondeábamos con una piedra y con suerte el cristal lo sujetábamos con masilla, la confección de chapas llevaba horas, por el tiempo que se empleaba y por su dificultad para encontrar materiales cada chapa era un tesoro. No había internet, no había ordenadores, no había teléfonos móviles, más del 90 por ciento de las casa no tenia televisión, libros se compraban muy pocos o casi ninguno, se estudiaba con la enciclopedia, se escribía en una pizarra, comprar un tebeo los domingos era un lujo.
Para concluir y mas al hilo, a las medias de las mujeres se cogían los puntos, los rotos de los calcetines de diario se repasaban, se zurcía, se cosía y bordaba en muchas casa siendo más frecuente que tuviesen una máquina de coser que una televisión.
No, no fue en la prehistoria, Han pasado escasos 50 años, es decir antes de ayer.
Volvamos. ¿Por qué de lo anterior? Para entender que los recursos eran limitados y se empleaban para lo fundamental. Los viajes a la capital si no se vivía en ella eran escasos y las mercerías escaseaban y no tenían el surtido de la actualidad. Pero los torzales de Gütermann si estaban bien comercializados y por tanto de fácil acceso, incluso en los pueblos y en todas las casas había hilos.
Como decía, uno empieza comprando en una tienda de pesca y le pregunta si tiene esos hilos de los que ha oído hablar, es posible que los tengan si está bien surtida en material de montaje y si no entonces recurriremos a buscarlos en mercería.


Ahí comienza el problema y el reto, en la actualidad la casa Gütermann en torzal seda de 3 cabos comercializa la denominada R-753, en la carta de colores actual de 162 tonos vemos alguno de los colores de las referencias de la letanía, pero muchos otros han dejado de fabricarse, pero aun encontrando la referencia de antes los que más enfermos están en este tema, te dirán que el tono no es el mismo, la tintada no se corresponde con la original aunque sea parecida, o en el peor de los casos es diferente, es errónea. De este modo llegaran a tus oídos que existían los ovillos en redondilla verde, en papel salmón, en Torzal Solidor o ajedrez, en referencia R-603 o la R-753 de seda real, todas anteriores a la actual y que se dejaron de fabricar.
Y aun teniendo una determinada referencia en todos esos ovillos verás que habrá algunos que aún siendo del mismo tono unos son más claros que los otros y como decíamos incluso alguno diferente totalmente.
Poco a poco empezarás a enfermar, si eres un poco cortado, vencerás esa primera dificultad y comenzaras a visitar un reino dominado por las mujeres que son las mercerías, empezarás por las de tu pueblo, tu ciudad e incluso a medida que avanza la enfermedad, cuando vallas de viaje o de vacaciones no habrá mercería que veas y que no entres a preguntar, por si acaso, en el peor de los casos sacarás un listado y un mapa por internet de las mercerías existentes en la ciudad que vas a visitar.
Preguntaras por sedas y rayones actuales y dejaras caer si tienen algo antiguo, darás explicaciones, incluso enseñaras algún ovillo o carrete por si lo tienen olvidado por el almacén, la dependienta te mirará sorprendida, pero mayor será la cara de sorpresa que pondrán las clientas presentes, cuando hables de orden y épocas de aparición de referencias ovillos de cartón o papel, carretes de madera, plástico blanco o amarillento, no podrán contenerse sin echarte una mirada de reojo y de pesar, - sabe él de hilos más de lo que yo he oído hablar nunca -, ¿quién será este loco?. Pero el sorprendido serás tu cuando en muchos sitios te digan ¿para pescar?




Así de este modo te irás haciendo con una pequeña colección que con los años se puede convertir en centenares o miles de ovillos, carretes y madejas de todas las marcas, siempre la referencia de tu colección será Gütermann, pero tendrás La Paleta, El Molino, Zirayón , Castilla, DMC, Madeira Seta faro, El Molino y La Paleta nuevos y si tienes ocasión te harás con sedas y rayones de Marruecos, Pakistán o China que en comparación por precios de risa comprarás extensas gamas de colores que cubrirán cualquier tonalidad para el montaje de moscas ya que si acabas convirtiéndote en Gutermanniaco seguramente no tocaras los que se han dejado de fabricar, los tendrás para comparar y montarás tus moscas con sedas y rayones actuales.
Pescar más o menos no depende de la marca de los hilos, los factores del éxito son mucho más variados y sobre todo, el pescador, su sentido del agua y de sus dotes y cualidades para la pesca, no todos nacimos igual para la práctica de este deporte, aún cuando con la práctica y los años se puede mejorar bastante, como tampoco todos tienen las mismas habilidades para montar moscas.
La satisfacción que tendrás con tu colección será poco comparable, te pasarás horas mirando los hilos, ordenándolos y comparando sus tonos y marcas, al final estarás tan satisfecho con eso que casi te olvidaras de tener listos unos aparejos para cuando comience la temporada de pesca.
Estas advertido, por si te contagias y te vuelves adicto, sabes los síntomas, sabes sus consecuencias, casi sin cura ni tratamiento. La enfermedad es crónica.
Texto y fotos: A. Álvarez